Sueño de escritor
De la pluma
fuente brotó una cascada de letras, una a una, una tras otra, torrentes de
ellas formaron un lago de palabras que llenó por completo la página en blanco.
El nivel de las palabras, de la laguna que las contenía, fue aumentando hasta sumergir
en su líquida superficie mis manos. Por un momento escuché el rumor de las olas
de palabras que ya cubrían mis brazos. En un instante me vi cubierto por la
sopa de letras, no podía respirar, se atoraba en mi nariz una gran cantidad de
letras A, A de ahogo, A de asfixia y de angustia. Sentí que moría bajo el
caudal inmenso de mi creatividad, algo bello había en esa fatalidad. La habría
preferido a la verdad prosaica de verme despertado por la gotera tenaz que caía
en mi rostro.
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