Rebaño
Ayer atrapé una historia, fue fácil estaba distraída.
Es pequeña entrañable y no busca ser obra maestra. Falta pulirla, resaltar su
belleza, darle una estructura de modo que, al ser leída, luzca agradable y natural.
Lograr que para el lector sea como agua fresca en boca del sediento y que paladee
cada palabra como si de un manjar se tratara. Sueño con que quienes disfruten
de ella la atesoren cariñosos. Antes debo darle coherencia y verosimilitud. Quitar
lo superfluo, sea adorno o mancha indeseable para que sea bella sin afectación.
Ahora es
linda pero inocente, víctima fácil de críticos que le buscarán defectos que evidencien
la torpeza de su autor. La dejaré ir cuando pueda defenderse sola. Ese día, el
de su publicación, llegará pronto, es cosa de que capture algo del huidizo talento
que anda suelto por el mundo. En tanto seguirá pastando junto a mis otras
historias, no se sentirá sola, son más numerosas que el ganado de Gerión.
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