lunes, 25 de julio de 2016

Rebaño.





Rebaño
   Ayer atrapé una historia, fue fácil estaba distraída. Es pequeña entrañable y no busca ser obra maestra. Falta pulirla, resaltar su belleza, darle una estructura de modo que, al ser leída, luzca agradable y natural. Lograr que para el lector sea como agua fresca en boca del sediento y que paladee cada palabra como si de un manjar se tratara. Sueño con que quienes disfruten de ella la atesoren cariñosos. Antes debo darle coherencia y verosimilitud. Quitar lo superfluo, sea adorno o mancha indeseable para que sea bella sin afectación.
   Ahora es linda pero inocente, víctima fácil de críticos que le buscarán defectos que evidencien la torpeza de su autor. La dejaré ir cuando pueda defenderse sola. Ese día, el de su publicación, llegará pronto, es cosa de que capture algo del huidizo talento que anda suelto por el mundo. En tanto seguirá pastando junto a mis otras historias, no se sentirá sola, son más numerosas que el ganado de Gerión.  

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