martes, 10 de junio de 2014

La cantante

    





   

                                                                                                  Por Ramón Cortez Cabello
      Fue en la Clínica 6 de San Nicolás, era R4, estaba de guardia  y me había llamado el Dr.  Cannabis.
  ― ¡Nunca me había alegrado tanto verte, Galeno! –Dijo el R3 al verme-.  Un post operado que sangraba profusamente era el motivo de su alegría por mi arribo; la responsabilidad del paciente ahora me pertenecía.
   Ya en la sala de operaciones, evacuados los coágulos, fulgurados los vasos sangrantes y resuelto el problema del enfermo, alejada la angustia,  me quejé del silencio que habitaba el quirófano (vamos, ni el anestesiólogo llevaba grabadora).
  ―Lupita canta bien padre, doctor –dijo la instrumentista.
   En los ojos de la enfermera circulante brilló el reproche ante la delación de su compañera. Con todo, no batallamos para convencerla de que cantara alguna melodía.  Oírla fue como encender la luz en un cuarto oscuro, su voz inundó la sala y nos llenó de emoción.  Con la última nota concluyó también la cirugía… no hubo oportunidad de pedirle otra canción. 
   Fue la primera vez que oí la que sería una de mis canciones favoritas. Cuando escuché  Ten cuidado con el corazón en voz de Ale Guzmán sentí que algo le hacía falta, que la joven enfermera la cantaba mejor.  
   Nunca volví a ver a Lupita, y lo que es peor, nunca la volví a escuchar.

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