jueves, 30 de abril de 2015

La ejecución.






La ejecución
                                                                Por Ramón Cortez Cabello.
   Serrano estaba todo quemado, de las flictenas de su piel salía vapor blanco. Aunque siempre fue bravo, no pudo ayudar a sus camaradas. Sólo esperaba el final.
   Lechuga fue zambutido en un tambo con agua. Lo sacaron después de un rato; mejor ahí se hubiera quedado: a cuchilladas lo hicieron pedacitos. También pepenaron a su amiga, la que presumía de estar bien parada. A tirones le arrancaron la melena, la desollaron y la cortaron en pedazos… pedazos muy pequeños. ¡Pobre zanahoria!

   Bien lo decía mi madre: ¡Dios te libre, Brocolito, de caer en manos de un vegetariano! 

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