martes, 14 de diciembre de 2021

Área blanca

 





Área blanca

                                                                     Ramón Cortez Cabello

 

― ¡Oiga esta es un área estéril! ―dijo Carlotita.

    ― ¡Cállate culera!, o te carga la verga ―respondió uno de los sicarios.

   “El pedo no es con ustedes, dijo el otro, pónganse junto a la pared y nada les pasará.” Quise decir algo, pero el tipo me atajó: “Usted ya hizo su trabajo, ahora yo haré el mío”. No dije más, es difícil hacerlo cuando te apunta una metralleta. Fui a reunirme con las doctoras y enfermeras, pretendí no tener miedo cuando les dije: “Tranquilas, todo va a estar bien”. Los pistoleros se acercaron a la mesa de operaciones y con sus cuernos de chivo le volaron la cabeza al paciente que operábamos.

   Después me enteré que había otros matones en recuperación, que otros tomaron el área de urgencias y que el operativo duro pocos minutos. Puedo decir que a mi paciente lo mataron dos veces. Llegó sin signos vitales al hospital, le dimos reanimación cardiopulmonar y, luego de tres horas de operación, habíamos cerrado una lesión de vena cava, extirpado el riñón derecho y reparado el hígado, cerrábamos piel cuando llegaron los sicarios. La última tensión arterial estaba en 110/70. El baleado no iba a morirse, al menos no en cirugía y era probable sobreviviera: se salvó de los tiros que le dieron en la calle, pero no de los recibidos en quirófano.

Es impactante ver cómo matan a alguien a corta distancia. Ya luego pensé en la estupidez de querer razonar con sujetos armados. Por fortuna aquellos tipos sólo mataron a su objetivo y no a quienes hicimos alguna pendejada. Tiempo después nos reímos mucho de Carlotita, sólo a ella se le ocurre regañarlos por no traer ropa estéril. 
 



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