martes, 22 de julio de 2014

El sparring (Fragmento de la novela "Cuando vuelvan los gorriones")





El sparring
(Fragmento de la novela, Cuando vuelvan los gorriones, de Ramón Cortez Cabello)

   Desde David contra Goliat no se presentaba tanta disparidad entre dos rivales; una diferencia de más de cuarenta kilos y treinta centímetros a favor del pugilista más experimentado. Una lucha entre un galgo y un león sería más pareja.    
  ― Mmm, no se. Está muy chico –dijo el hombretón.
   ― ¡Bah! Ya tiene diez y ocho años –respondió su interlocutor.
   ― Me refiero al tamaño; de Paddy salen dos muchachos cómo éste.
   ― ¡Por eso!, el chico tiene más movilidad, si puedes conectarlo a él, con mayor razón al mastodonte ese –arguyó el otro.
  ―Yo peso más que Paddy –aclaró el peleador.
  ―¡Mejor todavía!, más fuerte y más rápido…claro, esto último si entrenas con mi peleador; vamos John, necesitamos el dinero.
   “Está bien –dijo John, más resignado que convencido- cinco rounds.”
   El joven se introdujo en el ring e hizo movimientos calisténicos; al sacarse el suéter se miraba más flaco. Los presentes miraban con sorna la escena, un auxiliar fungía como arbitro, la campana convocó a la acción. El pelo rubio cubría la frente del muchacho, en sus azules pupilas brillaba una confianza a la que nadie en su sano juicio concedería algún sustento. La guardia del más corpulento estaba armada con desgano y tenía en el rostro una sonrisa que su atildado mostacho no alcanzaba a cubrir. 
  -¡Eh John! ¿No tienes miedo perder? –gritó alguien. 
   La sonrisa del grandote se hizo carcajada y lanzó un manotazo, más con afán de divertirse que de lastimar; a su gracia la festejaban las risas de los presentes.
   El joven eludió la bofetada y conectó un gancho al mentón, el ruido, semejante al de un mazo golpeando una roca llenó el gimnasio. El enorme tipo dio con sus robustas nalgas en el piso, el puñetazo también apagó las risas.
   El hombre miraba desde el suelo al muchacho, sacudió su cabeza. Los bigotes perdieron la goma, una guía apuntaba arriba y la otra abajo.
   Se puso de pie rápido, “estaba mal parado –pensó-, el mareo debe ser por las cervezas de anoche”. Abría y cerraba las manos, cuando las cerró bien, crujieron los dedos. Sus músculos tensos cómo gatillo estaban listos para disparar golpes. Fue en busca del atrevido; tenía que enseñarle a respetar.
   Con sus ondulaciones de cintura y pequeños saltos, el sparring semejaba un bañista a punto de ser aplastado por un tsunami.
   El coloso se desembrazó, sus puñetazos serían capaces de cimbrar una pared o tirar al muchacho… si lo conectaran. El chico por su parte no fallaba. El rostro de John estaba rojo, más por la rabia que por los impactos recibidos. Aquel joven se escurría como puerco engrasado. El round terminó sin que pudiera dar un golpe.
   Al final del cuarto round, John había lanzado ciento treinta y cinco puñetazos: ninguno dio en el blanco. Su ánimo pasó de la ira a la frustración y la impotencia.
   El muchacho se mantenía a la distancia ideal para no ser golpeado: lejos o muy cerca, cómo esos mellizos pegados de los circos. Cuando John buscaba atraparlo se volvía inasible. Era la batalla del cañón de poderosa y errática metralla contra una certera carabina con balas de algodón; la lucha del mosco contra el león: aleteo de insecto rebotando en el duro cuero; picotazos de pájaro en corteza de roble: exasperantes pero sin fuerza para derribarlo.
   Durante el minuto de descanso, el sparring respiraba tranquilo, el sudor que corría por su piel era la única huella de la sesión. En la otra esquina el rival bufaba rencoroso, tampoco él estaba lastimado, pero tenía el orgullo en carne viva.
   En el quinto asalto el muchacho continuó su golpeo impune. Fue el round en que menos golpes tiró John: dos. Para mala suerte del sparring conectó ambos. El primero: un gancho a la quijada, lo dejó inmóvil sobre sus piernas; al segundo, el recto que le tumbó los dientes y floreó la boca, no lo sintió: ya estaba noqueado al recibirlo.
   Al sparring nadie le creyó que había boxeado cinco rounds con el campeón, mucho menos que lo había derribado; mostrar las despobladas encías cómo prueba de su dicho tampoco era convincente. Se desesperaba de llevar en su cuerpo las huellas de los golpes y que nadie le creyera. “Si hubieses peleado con john, te habría matado” -le soltaban.
   No es posible saber si aquel entrenamiento le sirvió; lo cierto es que el siete de febrero de 1882, John L. Sullivan ganó el campeonato mundial de peso completo al noquear a Paddy Ryan. Sullivan nunca perdió en combates a puño desnudo. Diez años después, al aplicarse las reglas del Marqués de Queensberry, tuvo que pelear con guantes y perdió el titulo ante Jim Corbett.



sábado, 5 de julio de 2014

Cápsulas de sabiduría (La amistad).





La amistad

   ¿Tienes un amigo? Tenlo bajo prueba, y no tan pronto pongas en él tu confianza, porque hay amigos que se ajustan al buen tiempo, pero no persisten en días de infortunio.
                                                                                                           Jesús Ben Sirak

   No se conoce en la dicha al amigo, ni se oculta en la desgracia el enemigo.
                                                                                                                Jesús Ben Sirak.

   ¡Malditos sean los amigos en quienes envejece la gratitud y van olvidando los beneficios!
                                                                                                                          Eurípides.

      Amistad: barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta.
                                                                                                                   Ambrose Bierce

   El repudiar a un buen amigo es como sacrificar la propia vida, que es lo que más se estima.
                                                                                                                              Sófocles.

   Las amistades que se adquieren a un precio, y no con la grandeza y la nobleza del alma, se compran pero no se poseen, y en el momento necesario no se dispone de ellas.
                                                                                                            Nicolás Maquiavelo.

     Un amigo no es más que una alma que habita en dos cuerpos diferentes.
                                                                                                                        Oscar Wilde.

      Los amigos se dicen sinceros; ¡los enemigos si que lo son!
                                                                                                                     Schopenhahuer

   Como el oro amarillo se prueba en el fuego, así la fe de la amistad debe verse en la adversidad.                                                         
                                                                                                                         Ovidio.

 Amigos uno o ninguno,
toma  de mí este consejo;
que uno sobra, siendo malo,
y uno basta, siendo bueno.
                                                                                 Juan Martínez de Cuellar

   Mientras amamos, servimos; mientras somos amados por otros, casi diría yo que somos indispensables; y ningún hombre es inútil mientras tiene un amigo.
                                                                                                      Robert Louis Stevenson.


   Las amistades de un hombre son la mejor medida de su valor.
                                                                                                            Charles Darwin.

   La disolución de la amistad personal cuenta entre las ocurrencias más dolorosas de la vida humana.
                                                                                                         Thomas Jefferson.

      La amistad es una sola alma en dos cuerpos distintos.
                                                                                                                        Aristóteles.

   Lego a Areteo el cuidado de alimentar a mi madre y de sostenerla en su vejez; a Carixeno le encomiendo el casamiento de mi hija, y además que la dote lo mejor que pueda. En el caso de que uno de los dos venga a morir, encomiendo su parte al que sobreviva.
                                                                                                Testamento de Eudómidas


   No hay mejor remedio contra la auto adulación que la libertad de un amigo.
                                                                                                                   Francis Bacon.

   La amistad es el punto medio entre la adulación y la hostilidad, y se muestra en los actos y en las palabras.                                      

                                                                                                                         Aristóteles.

martes, 1 de julio de 2014

¿Qué hace el urólogo?



  Algunas veces me han preguntado: ¿Qué hace el urólogo?, este cuestionamiento me lo han hecho personas que recién conozco e incluso pacientes a quienes atiendo de algún problema urológico. Tan frecuente es el asunto que de alguna manera me he resignado a ser especialista de una disciplina algo misteriosa. Sin duda influye la etimología de la palabra urología. El vocablo proviene del griego ορον (orina) y logía, entonces su significado sería tratado de la orina, lo cual no dice mucho. Si buscamos en el diccionario encontraremos la siguiente definición: Parte de la medicina referente al aparato urinario. Si buscamos urológico, encontraremos: perteneciente o relativo a la urología, si persistimos e investigamos  la palabra urólogo, encontraremos lo siguiente: Especialista en urología.
   Sin embargo la especialidad es mucho más que un tratado de la orina y su campo de acción es más amplio. Cierto, el urólogo es el médico adiestrado en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades del aparato urinario como infecciones y malformaciones, en el estudio y resolución de litiasis (piedras) de las vías urinarias (riñón, uréter y vejiga), así como el diagnóstico y manejo del  cáncer de riñón, de próstata y vejiga. Pero la disciplina abarca más cosas; incluye el aparato genital masculino, pene y testículos; el especialista cura las enfermedades  de estos órganos (infecciones comunes, enfermedades venéreas y cánceres penianos y testiculares). Asimismo el urólogo es el profesional entrenado para curar condiciones tan molestas y devastadoras en la vida social y de pareja como la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil, asimismo estudia y trata la infertilidad masculina. Como puede verse no es un médico exclusivo de viejitos o sólo de problemas obstructivos de la próstata; atiende mujeres y hombres de todas edades en una extensa gama de problemas.
   Es necesario puntualizar que el urólogo tiene un amplio arsenal de recursos terapéuticos, médicos, quirúrgicos y endoscópicos, que es el precursor de la cirugía endoscópica y que está en la vanguardia del desarrollo de la cirugía de mínima invasión. Por hoy me aguanto las ganas de explicar por qué se considera a la urología el origen de la cirugía y sólo agrego algo que para estas alturas, para los que leyeron hasta aquí, es evidente: Estoy orgulloso de ser urólogo.