Las razones
agudas son ronquidos para los oídos tontos.
Shakespeare
No respondas
al necio al tenor de su tontera, no sea que te hagas semejante a él.
Salomón.
Quien custodia su boca, guarda su vida, mas quien desenfrene sus labios
recibe ruina.
Salomón.
Solo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.
Antón
Chejov.
Si los marineros tratasen malamente al piloto, o los enfermos injuriasen
de palabra al médico, ¿a qué otro podrían apelar?
Marco Aurelio.
¿Por ventura te irritas con el que huele a sobaquina? ¿Acaso te
encolerizas contra quien le huele mal el aliento? ¿Qué quieres que haga? El uno
tiene así la boca y el otro de tal suerte los sobacos, que es preciso salga de
ellos semejante exhalación.
Marco Aurelio.
El ir tras de imposibles es propio de un loco furioso.
Marco Aurelio.
¿A qué discutir con gentes que no
se rinden ante las verdades más evidentes? ¿A qué discutir, si son piedras en
vez de hombres?
Epicteto.
Claro que también los bueyes y
los puercos, si pudiesen hablar, se mofarían seguramente de todos aquellos que
piensan y se ocupan en otras cosas que en sus codiciados pastos.
Epicteto.
¿Qué adelantarías con injuriar a una piedra que es incapaz de oírte?
Pues bien: imita a la piedra y no oigas las injurias que te dirijan.
Epicteto.
No hay arte ni ciencia que no
sea despreciada y menospreciada por la ignorancia y los ignorantes.
Epicteto.
Nada hay más inútil que empeñarse en mostrarle a alguien los defectos de
su amante; ni a un querellante la debilidad de su causa o dar razones a un
iluminado.
Voltaire.
La urbanidad es prudencia, la descortesía es una estupidez.
Schopenhauer
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