sábado, 23 de octubre de 2021

¿Hay aquí un doctor?

 



¿Hay aquí un doctor?

                                                                           Ramón Cortez Cabello

Con cierta frecuencia, en foros de internet y redes sociales, surge una discusión: ¿Es correcto llamar doctor a los médicos? Debo decir que, en algunos participantes de esas escaramuzas, más que celo lingüístico, he notado cierta envidia, quizás por el prestigio del que aun gozan los galenos. La verdad no creo haya razón sólida para engancharse en tal debate. No argüiré que el uso del vocablo doctor, para nombrar a los médicos, se contempla en el diccionario, en la segunda acepción de esa palabra. Tampoco mencionaré que la profesión médica es más antigua que el término, o que al principio este último se usaba en exclusiva para nombrar a los oficiantes de la primera. Sólo una cosa diré: El día que, en una sala de espectáculos, campo deportivo, fábrica, calle o cualquier otro sitio se escuche el grito: “¡Auxilio! ¡un doctor!”, y todos sepan que esa exclamación urge la presencia de alguien doctorado en Filosofía, Física Cuántica u otra ciencia y no de un médico, hasta entonces, podríamos discutirlo. Mientras tanto, disculpen, debo retirarme, voy con el doctor a mi control de diabetes.

 

jueves, 21 de octubre de 2021

Gargantilla

 



Gargantilla

                                                                                       Ramón Cortez Cabello

Aunque no era cómodo portarla, muchas veces olvidaba que la traía puesta. En todo caso, las molestias se compensaban con el furor que el collar causaba en el sexo opuesto. “Su éxito con las hembras, decían unos, es gracias a esa rara joya.” No faltó quien buscara colocarse una alhaja semejante. Esfuerzo inútil, sólo él poseía algo así. Otros decían: “el adorno nada tiene que ver, su atractivo se debe a su frondosa cornamenta.” A él no le interesaba saber qué lo hacía tan seductor, sólo gozaba y desperdigaba su semilla. Un día cayó dormido en el campo, tuvo un mal sueño. Cuando despertó se dio cuenta que la pesadilla apenas empezaba. Le habían robado el collar mágico y habían talado su majestuosa cornamenta.